Hoy la geopolítica parece estar en boca de todos. Hasta no hace muchos años, producto de identificarla con los planteos del nacionalsocialismo alemán, la geopolítica estaba demonizada. Se la presentaba como seudociencia, como sospechosa de encubrir expansionismo, de esconder presuntos autoritarismos… pero hoy, por suerte su destino ha dado un giro sustancial y la geopolítica encuentra predicadores, voceros y analistas por todas partes. Incluso, ya estamos en una situación abusiva, ya que todos creen conocer la disciplina y así se etiqueta sin más como “geopolítico” a cualquier evento que ocurra en el sistema internacional, sin discernir el propio objeto de estudio que tiene la disciplina; o en todo caso sin precisar la influencia de las variables que hacen de la geopolítica una ciencia autónoma con su propio objeto de estudio. Pero entonces ¿qué es la geopolítica?
Podemos dar una definición amplia que es aquella que la presenta como una disciplina que aborda la influencia del espacio tanto en el ser humano como en las relaciones sociales; pero esta es una “proto-definición” devenida de la influencia que en su origen tiene la geopolítica de la geografía humana. Esta última, es una de las tradicionales ramas de la geografía general que busca relacionar el entorno espacial con la vida humana; aborda la influencia que el entorno geográfico genera tanto en la constitución psíquica del hombre, como en los condicionamientos que tiene sobre la vida colectiva organizada.
Para dar una definición estricta, podemos decir que la geopolítica es la ciencia que estudia la influencia del territorio en las relaciones entre Estados y otros actores internacionales. Sería bueno aclarar que se diferencia de geografía política en tanto que esta última es una subdisciplina de la geografía que tiene una tarea meramente descriptiva: detalla las características geográficas de un Estado, sus kilómetros cuadrados, las variables de su clima, clasifica los tipos de suelo, etc. La geopolítica, por su parte, toma los conocimientos de la geografía política, pero desde una perspectiva activa suele prescribir soluciones y estrategias para saber qué hacer en orden a alcanzar objetivos políticos; por este motivo es una ciencia política y más exactamente entra en la órbita de las relaciones internacionales. Como dijimos, la geopolítica es útil para alcanzar objetivos políticos para los Estados, desde el momento que nos sirve para un objetivo general de primer orden: potenciar el espacio nacional.
Ahora bien, ¿qué funciones cumple el espacio para un Estado si afirmamos que debe ser potenciado? Tradicionalmente, se han identificado cuatro funciones: a) protección; b) provisión de recursos; c) movilidad de personas y d) intercambio de bienes e ideas. De esto podemos concluir que todos los esfuerzos tendientes a maximizar estos atributos son los que potencian el espacio nacional. Pero claro, estos atributos no pueden evitar los condicionamientos que la propia geografía posee, de allí que haya que planificar estrategias teniendo en cuenta las fortalezas y debilidades del territorio nacional como los intereses de otros actores. Si bien estos condicionamientos no siempre son fatalidades inamovibles (el esfuerzo y el ingenio humano son proclives a vencer obstáculos), ciertamente la geografía puede tener cambios a muy largo plazo: una montaña o una selva no cederán su lugar por negociaciones políticas.
Como sea, fijada una definición de qué cosa es la geopolítica, y sabiendo al menos sus principales variables, como también su utilidad, estamos en condiciones de precisar conceptos y al menos reconocer cuándo un tema es estrictamente geopolítico y cuando no. O también cómo integrar la geopolítica con otras ciencias, sabiendo al menos dónde cada una puede ofrecer sus conocimientos para una mejor comprensión de la realidad.
Fuente: BERAZATEGUI, Andrés. «Columna de Opinión Internacional (Argentina) del 17.02.2021». Diario La Verdad. Lima, Perú.
CCLN/Sección III.C4 - Prensa y Relaciones Públicas
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